martes, 28 de abril de 2015

051. ATAQUE CONTRA LA LIBERTAD DE PRENSA EN CAÑADA SECA

Un operario avanzando hacia nuestro reportero: "¿Quién te mandó a vos a sacar fotos?"

E
l pasado miércoles 22, una cuadrilla de operarios increpó a un periodista de este medio, cuando intentaba tomar fotografías de una reparación que realizaban sobre la ruta 143.
El hecho —que recuerda a la agresión sufrida por Víctor Hugo Morales en Buenos Aires el 15 de abril— ocurrió a las 11.41, en un punto de la ruta situado a unos 1.500 metros del cruce de Tres Esquinas, donde la cuadrilla se hallaba cambiando de lugar unas tachas refractarias.
En esas circunstancias Oscar Galdamez —miembro del Consejo de Redacción de Una Voz de Cañada Seca— se dispuso a tomar las imágenes, en el marco del habitual relevamiento de obras efectuado por los vecinos del Distrito; cuando los tres operarios, al grito de “¿Quién te mandó a vos a sacar fotos?”, se le acercaron de manera intimidatoria: —“Creí que me iban a sacar el celular de las manos”, dijo Galdamez después del incidente.
Según se desprende el video que nuestro reportero pudo grabar —sin que se dieran cuenta los trabajadores— éstos se negaron a identificarse, reprochándole a viva voz el supuesto riesgo de perder sus empleos, a causa de unas simples tomas fotográficas.
“¿Para qué sacás fotos acá?”; “Me estás haciendo quedar mal en el trabajo”; “No me vengás a hundirme”; “Allá hiciste lo mismo; allá (por Tres Esquinas) fuiste a romper las pelotas”, se oye en el mencionado video, en un tono de creciente tensión, cuyos decibeles bajaron con la llegada de efectivos de la Policía Vial, que se hallaban en las cercanías.
En ese momento, el video se cortó. Galdamez relató que después de la retirada de la Policía, uno de los operarios ordenó a otro: “Llamá al Tío”. El hombre se alejó para hacer esa llamada, al término de la cual dijo a su compañero: “No; tiene razón, dejalo que haga su trabajo, y nosotros hacemos el nuestro”, para luego agregar: “después, a éste, lo vamos a cagar”.
Como resultado de este atropello a la libertad de prensa, Galdamez no pudo continuar con su trabajo. Ofrecemos aquí a nuestros lectores algunas de las imágenes de los operarios, que alcanzó a capturar con su celular.♦


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lunes, 13 de abril de 2015

050. OTRO CHOQUE EN LA PICHANA: EL CEO CONTINÚA IGNORANDO A LOS BOMBEROS VOLUNTARIOS


Salto de las Rosas, 13.— Ayer en horas de la tarde, se produjo un nuevo accidente en el peligroso cruce de las rutas provinciales 165 y 160, a una semana exacta del ocurrido en el mismo lugar, y del cual informara Una Voz de Cañada Seca en su nota N° 048.
Esta vez, el siniestro fue protagonizado por un Renault Clío, en el cual se desplazaba una familia perteneciente a la populosa comunidad boliviana de este pueblo, y un camión Mercedes Benz, que circulaba por la Ruta 160. Al llegar a la intersección de esas dos vías provinciales se produjo el violento choque, a raíz de cual el camión se estrelló en el alambrado de la Bodega Alfredo Roca. Afortunadamente no hubo víctimas fatales, aunque la familia tuvo que ser trasladada en ambulancias al Hospital Schestakow.
 Como bien apunta el diario digital Día del Sur en su edición de ayer, el CEO-911 ha vuelto a ignorar la existencia del cuartel de Bomberos Voluntarios de Salto de las Rosas, que se encuentra a escasos minutos del peligroso cruce. Los bomberos se enteraron, como siempre, por el llamado de una vecina, y acudieron —también como siempre— en contados minutos al lugar. Pero tarde, a causa de no haber sido llamados por los responsables del sistema de emergencias sanrafaelino.
Esta incalificable omisión, que puede derivar en una muerte, ya fue denunciada el 24 de marzo pasado por este medio, en su nota N° 042 ¿Qué pasa con el 911-Emergencias?, comentada también por Diario San Rafael y La Ventana Digital. No obstante, ninguna autoridad ha tomado cartas en el asunto.
Los Bomberos Voluntarios efectúan su tarea humanitaria sin recibir un solo centavo de sueldo; y están altamente capacitados para intervenir no sólo en incendios, sino también en accidentes viales, como el ocurrido el pasado mes de marzo, cuando unos turistas pampeanos se desbarrancaron en Valle Grande.
En ese lamentable hecho quedó al descubierto la desidia oficial. El auto desbarrancado estuvo tres días allí sin que ningún organismo se ocupara de auxiliar a los turistas —fuentes confiables informaron a este medio, que no lo hacían porque era una “tarea para la compañía de seguros”— hasta que los Bomberos intervinieron, y rescataron al vehículo en apenas cuatro horas de dura labor. Por este hecho, el Concejo Deliberante ha votado otorgarles una distinción, en una meritoria iniciativa de la concejal María José Sanz.
Pero los Bomberos, más que diplomas y medallas para lucir en el Cuartel, necesitan simplemente que el nuevo jefe del CEO, subcomisario Mario Hassar, disponga que alguien se tome la molestia de llamarles cada vez que ocurra un accidente en el distrito.
Y algo más: necesitan también se les provea de un camión hidrante para combatir los incendios forestales, que suelen ocasionar graves riesgos y pérdidas en los meses de invierno.
Desde este medio los Vecinos por la Comunidad de Cañada Seca alertan que, de persistir este sistemático “ninguneo” hacia los abnegados voluntarios, puede producirse algún mal día otra muerte en el Distrito, por no llegar a tiempo el auxilio necesario.

Los Bomberos Voluntarios están siempre de guardia, y pueden llegar mucho antes que los bomberos de Policía y las ambulancias, si se les avisa de inmediato. Es responsabilidad del CEO y de las autoridades, entonces, que no se produzca esa situación. Porque si alguien muere por esta omisión, la carátula ya no deberá ser “muerte en accidente”, sino: homicidio culposo.♦





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lunes, 6 de abril de 2015

049. “CON MI BALSA YO ME IRÉ A NAUFRAGAR”


Insólita experiencia de reciclaje en Salto de las Rosas: tres jóvenes cañadinos construyeron su propia balsa, con sólo botellas de plástico, cañas, alambre e hilo.

Embarcando en aguas de El Nihuil

L
a emblemática canción “La Balsa”, pionera del rock nacional, comienza diciendo “Estoy muy solo y triste, acá en este mundo abandonado”. Pero Nicolás Galdamez (21 años), y sus hermanos Santiago y Bruno, de 16 y 13, no están solos, ni tristes, ni abandonados.
Estos jóvenes estudiantes juegan al fútbol, salen a bailar y se conectan a internet como cualquier otro muchacho de su generación; pero si algo los diferencia de los demás, fue la concepción, construcción y exitosa prueba en aguas del Nihuil de su balsa, a la que bautizaron “Pet”.

Cómo construir una balsa con 34 pesos y mil horas de trabajo

La balsa "Pet", lista para salir a la gran aventura.

La idea me vino hace dos o tres años, de hacerme algo que sirviera para flotar. Y en diciembre pasado, un tío mío me llevó a navegar en su bote inflable por el Tigre, en Buenos Aires; un gomón, carísimo. La idea del flotador volvió a mi mente, y pensé: ¿para qué gastar una fortuna, si me puedo hacer algo así  yo mismo?, cuenta Nicolás a Una Voz de Cañada Seca.
Un mes después dio con el material que lo llevaría a cruzar, victorioso, las aguas del Nihuil: un montón de botellas de plástico, que su madre había pedido se encargara de tirar a a basura. “Eran como 20 o 30 envases, y pensé: ¿y si hago algo con esto?”
A continuación se puso a buscar por internet modelos de canoas, pero todos requerían la compra de materiales, caños de PVC, pegamentos; y Nicolás quería hacer su embarcación  solamente con elementos reciclados, sin gasto de dinero. Llamó a su hermano Bruno, y juntos se fueron a juntar cañas al fondo de su casa, con las cuales armar la estructura del navío.
Comenzaron a diseñarlo en el suelo, pensando en una dotación de dos tripulantes. Allí surgieron las primeras preguntas: ¿cúantas botellas serán necesarias? ¿qué largo y ancho debe tener? ¿cómo amarrar la estructura?
A mediados de enero, ya Santiago se había sumado al proyecto, aportando ideas. Por lo pronto, los tres hermanos salieron a buscar más botellas y cañas por todo Salto de las Rosas; consiguieron muchas de las primeras, gracias a los desaprensivos vecinos que las arrojan sin pudor a los canales que surcan el pueblo; y las segundas, en un cañaveral situado en la calle Tomás Abete, a unos 500 metros de su casa.
Finalmente, se procedió al armado de la nave: la estructura de cañas fue sujetada con alambres obtenidos en el taller familiar; y las 350 botellas que forman el casco, fueron contenidas por una red confeccionada con hilo plástico, único material que adquirieron con dinero: “Al final, la balsa nos costó 34 pesos, que es lo que nos salió el rollo de hilo; pero además, nos demandó muchas horas de trabajo” concluye Nicolás.
Para la propulsión y gobierno del navío, los muchachos comenzaron a construir un remo, tallando una gruesa rama de árbol; pero como su diseño no dio el resultado esperado, y la ansiedad por salir a probar la embarcación se hacía cada vez más perentoria, optaron por utilizar dos remos prestados. “después habrá tiempo de hacer unos buenos remos”,  se dijeron entusiasmados.
La “Pet”, estaba ya en condiciones de hacer su primera prueba.

Los ensayos previos

El lugar elegido fue el canal que pasa enfrente de su propia casa, y que corre a lo largo de la Ruta 143, entre El Tropezón y Tres Esquinas; y el encargado de probarla, fue Santiago. El experimento fue breve. La canoa resultó de una excelente flotabilidad, pero se mostró muy inestable; al punto de dar una vuelta de campana, que obligó a su tripulante a darse un remojón inesperado, ante la hilaridad de sus hermanos.
No obstante, la experiencia resultó positiva: la embarcación flotaba perfectamente, y sólo era necesario adicionar dos estabilizadores, uno a babor (izquierda), y otro a estribor (derecha); con lo cual, la “Pet” adquiriría su forma final de balsa.
Una vez acondicionados los estabilizadores sobrevino la segunda prueba, que debía hacerse en un canal más importante que el anterior, por el crecimiento del ancho (manga, en términos náuticos) de la embarcación. Para ello, se eligió el paraje conocido como “Tomas de Chicho Astorga”.
Esta segunda experiencia, desarrollada en un corto tramo del canal —el cual, debido al bajo nivel del agua, no permitía una navegación más extensa— resultó completamente exitosa: la nave flotaba y se mantenía estable, con su dotación completa de dos tripulantes. Era tiempo, pues, de hacer la prueba definitiva, la que implicaba un verdadero riesgo para los jóvenes argonautas: salir a navegar en aguas abiertas, en busca de su propio vellocino de oro[1].

Enfrentando la furia de los vientos en El Nihuil

Bandera de proa de la “Pet”, flameando al viento en la playa.

Como toda embarcación debe tener su propia bandera de proa, se procedió a su creación. La encargada de confeccionarla fue Carla Sepúlveda, de 22 años, egresada del IPA (Profesorado de Arte) y novia de Nicolás; quien elaboró un diseño inspirado en el mandala hindú, clásica representación simbólica del cosmos, en la filosofía oriental.
Carla contó a Una Voz de Cañada Seca que eligió ese diseño, “porque los mandalas me gustan, y representan lo que uno tiene dentro; y me salió esa bandera, extraña y alegre, de alguna manera”. El banderín de popa, consistió en el clásico emblema de reciclaje, color verde sobre fondo blanco, enmarcando el nombre “Pet”.
En un principio, se pensó en botar la nave en Valle Grande; pero la dificultad que implica la empinada pendiente de acceso a la playa, portando la balsa sobre sus cabezas, motivó que finalmente se eligiera el embalse El Nihuil.
El día de la prueba final llegó el 26 de enero de 2015. Temprano por la mañana se efectuó el traslado de argonautas y embarcación, acompañados de un entusiasta y alegre grupo de apoyo, comandado por Oscar Galdamez —padre de los muchachos y conspicuo miembro de esta Redacción—, junto a su esposa Gisela.
El clima en El Nihuil se presentó soleado, pero muy ventoso, difícil para la navegación; aunque este inconveniente fue compensado —para tranquilidad de los padres— por la poca profundidad del agua, originada en la ya crónica emergencia hídrica.
Después de los preparativos de rigor, las banderas desplegadas al viento, la “Pet” fue trasladada a pulso hasta la orilla del lago, y depositada sobre el agua. Nicolás ocupó el puesto de stroke —posición de popa, destinada al capitán de la nave— y Santiago, el de bow (puesto de proa).

El momento crucial de la botadura

La nave zarpó sin inconvenientes, cruzando hacia la isla ubicada en medio del embalse; pero a mitad de camino, la intensidad de los vientos produjo una deriva en dirección sur-este, paralelo a la isla; situación que exigió al máximo los esfuerzos de la tripulación para corregir el rumbo, arribando felizmente a destino.

Los intrépidos argonautas en busca de su vellocino de oro, enfilando hacia la isla.

La prueba había resultado completamente exitosa; tras el regreso al puerto de partida, todos los presentes quisieron tomar —y tomaron— su turno a bordo de la “Pet”, lo cual reveló dos cualidades no previstas en el diseño de la nave: su capacidad de carga —la orgullosa balsa llegó a hendir las aguas del lago, transportando hasta un máximo de cuatro pasajeros— y el nivel de flotabilidad, dado que pudo desplazarse con carga máxima, en aguas que no excedían los 40 centímetros de profundidad.

La resistente embarcación demostró poder llevar hasta cuatro tripulantes, como estas tres sirenas guiadas por el capitán.

Futuras aventuras de los jóvenes argonautas

De esta experiencia, los argonautas evaluaron virtudes y defectos de su creación. Entre los segundos, concluyeron en la necesidad de mejorar el sistema de propulsión y gobierno de la nave, para hacerla más versátil y marinera, a efectos de dominar vientos y corrientes adversas.
La “Pet” descansa ahora en el fondo de la casa de los Galdamez, esperando nuevamente la primavera, para volver a salir en busca de aventuras.
La próxima experiencia, según planean los intrépidos argonautas, consistirá en recorrer en balsa los aproximadamente 8 kilómetros de extensión del Canal Babacci, “en tanto la exploración previa que vamos a hacer, demuestre que no presenta obstáculos insalvables en su trayecto”, afirmaron con toda seriedad Nicolás, Santiago y Bruno, al enviado de este periódico.
 Pero quizás haya para ellos, a futuro, un proyecto aún más ambicioso. Fuentes reservadas confiaron a Una Voz de Cañada Seca, que una importante empresa del rubro plástico de San Rafael, se ha mostrado interesada en la experiencia de los jóvenes argonautas; y habrían existido conversaciones, orientadas a que éstos elaboren un proyecto de construcción de una isla flotante en Los Reyunos, con materiales aportados por la firma, a efectos de ser explotada con fines turísticos.
En tanto, desde el fondo de la Historia, suenan en un viejo Wincofón los compases en vinilo de “La Balsa”; canción compuesta por Litto Nebbia y José Alberto Iglesias (Tanguito), en 1967:

Y cuando mi balsa esté lista, partiré hacia la locura.
Con mi balsa, yo me iré
a naufragar.

DATOS TÉCNICOS DE LA BALSA “PET”:

Eslora (largo): 3,50 metros.
Manga (ancho): 1,50 metros.
Puntal (altura desde el borde hasta el fondo): 30 centímetros.

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[1] En la mitología griega, Jasón emprendió un viaje en la nave Argo, con el objeto de traer el vellocino de oro —la piel de un carnero fabuloso—, mediante la cual obtendría un reino; los marinos de su tripulación, recibieron el nombre de “argonautas”. 

domingo, 5 de abril de 2015

048. HACE DOS HORAS: IMPRESIONANTE CHOQUE EN LA PICHANA

Estado en que quedó la motocicleta.

S. de las Rosas, 5 de abril, 19:50 hs.— Un Volkswagen Gacel rojo, con señales de un fuerte choque y parte del parabrisas astillado; una moto azul partida limpiamente en dos pedazos; dos jóvenes tirados en el pavimento; esta fue la dantesca imagen vista por los reporteros de Una Voz de Cañada Seca, hace apenas unos instantes.
Según los datos recogidos en el lugar, el lamentable accidente ocurrió cerca de las 17:40, cuando la motocicleta tripulada por Fernando Campos, de 22 años, y Diego Roberto Torres Díaz, venía doblando desde la Ruta 165 hacia la 160, por la curva de acceso a la misma.
Según consignó Carlos García, un amigo de los jóvenes, éstos se dirigían desde sus viviendas en el Barrio Carolina hacia el Club Campesinos, para participar de la peña solidaria que se estaba realizando allí, con motivo de reunir fondos para la construcción del salón vecinal de su barrio.
Pero al ingresar a esta última vía el vehículo habría derrapado, por causas aún desconocidas, impactando violentamente en el VW Gacel patente FMP 754, conducido por Hilda Ríos, vecina de Rama Caída, que circulaba por Ruta 160 en dirección a la 165.
Como consecuencia del brutal choque ambos jóvenes quedaron tirados, uno en el pavimento y otro en la banquina, a varios metros de la moto que tripulaban, la cual quedó literalmente partida en dos. La señora Ríos, afortunadamente, no sufrió lesiones.
Los heridos fueron auxiliados por dos ambulancias del servicio de emergencias, las cuales esta vez llegaron al lugar en tiempo y forma. Con la misma premura se presentó, asimismo, una dotación de los Bomberos Voluntarios de Salto de las Rosas, que recibió el alerta de una vecina a las 17:53, y arribó al sitio en diez minutos.
El estado de los jóvenes es reservado. Según pudieron apreciar los reporteros de este medio, ambos se mantuvieron conscientes y no presentaban heridas externas de importancia; aunque es de suponer, por la violencia del impacto, que hayan sufrido lesiones internas.♦

El Volkswagen siniestrado.

El lugar del impacto.

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jueves, 2 de abril de 2015

047. DON EDUARDO FORNES, PIONERO EN EL RECLAMO POR LA ROTONDA DE TRES ESQUINAS:

Un Vecino Ejemplar De Cañada Seca

Don Eduardo Fornes, 90 años al servicio de su comunidad.

C
ada mañana, con el paso cansino que revela sus 90 años, el vecino Eduardo Fornes camina los 200 metros que median entre su casa y el cruce de Tres Esquinas, para controlar el desarrollo de la obra de la Rotonda.
El verlo así, en su diario andar, tan sereno y digno, remite a aquella vieja canción de Piero:

Es un buen tipo mi viejo
que anda solo y esperando,
tiene la tristeza larga
de tanto venir andando.


La antigua lucha de un auténtico pionero

Diario Mendoza, 19-8-72: “El señor Eduardo Fornes, delegado municipal de Cañada Seca, hace presentes las necesidades de la zona a las autoridades provinciales”.

Mucho tiempo atrás, hace casi medio siglo, don Eduardo era el delegado municipal de Cañada Seca. Un día —el 18 de agosto de 1972— vino hasta Salto de las Rosas nada menos que el entonces gobernador de Mendoza, Félix Gibbs, con motivo de la inauguración de la Salita de primeros auxilios.
Según consta en los amarillentos papeles del archivo (Diario Mendoza, 19/8/1972) don Eduardo dijo entonces, humildemente, que la iniciativa de la Salita había partido de la comisión vecinal del Salto, presidida por el señor Piedecasas. Lejos estaba de arrogarse para sí mismo, y para su gestión, el mérito de la obra.
Asimismo, tampoco quiso explotar nuestro vecino la visita del Gobernador para lucirse, ni para regalar al mandatario palabras edulcoradas y genuflexas. Muy por el contrario, don Eduardo aprovechó la magnífica ocasión para plantear a la máxima autoridad provincial, cara a cara, “otra serie de obras de impostergable realización, para el impulso y desarrollo de Cañada Seca”.
Y a continuación, se despachó con una larga lista de nueve puntos; entre los cuales, se destacaba el pedido de construcción de “Rotondas con jardines en la esquina de Víctor Weinert, donde convergen vehículos desde cuatro direcciones, y que hace imprescindible a realización de obras tipo «road point»,  los efectos de eliminar las posibilidades de accidentes”.
Pasaron desde entonces nada menos que 42 años para que se comenzaran a realizar estos trabajos, y una cantidad innumerable de accidentes; entre ellos, los que les costaron la vida a Juan Arezzo, José Luis Lucero, Juan Héctor Juárez, y Guillermo Vergara. Y esta lista es, a todas luces, incompleta.

Toda una vida dedicada a la comunidad de Cañada Seca
Inspeccionando las obras de la Rotonda, junto a un reportero de este periódico.

En un artículo del diario Uno San Rafael (4/11/2012), un memorioso periodista recordaba la época dorada del pueblo, allá por la década de 1930, cuando el tren llegaba tres veces por semana a la estación de Salto de las Rosas: “En esos días se juntaban agricultores, viñateros y bodegueros, cada uno con sus carros llenos en la estación, llevando frutas, verduras, vinos para enviar con el tren. Al decir de testigos, era una gran fiesta, una romería: productores, pueblo y también curiosos, todos en la estación”.
Y entre esos curiosos estaba nuestro vecino, entonces apenas un niño, como consigna el mencionado artículo: “El relator don Eduardo Fornes cuenta que él era pequeño, e iba en un caballito a buscar la correspondencia”.
El deporte entusiasmó, de joven, a don Eduardo. En 1951, a los 27 años de edad, fue elegido presidente del Club Atlético y Social “Los Campesinos”, de La Pichana, según consta en el Primer Anuario Regional Ilustrado del Sur Mendocino (1956).
Pero su verdadera pasión, de toda la vida, fue la de servir a su comunidad. Hacia 1962 fue nombrado Delegado Municipal por primera vez; y como él mismo cuenta a Una Voz de Cañada Seca, “fui delegado mucho tiempo; me confirmaron dos o tres intendentes. Entonces hice varios proyectos, varios pedidos. Y entre ellos, pedí esta Rotonda”.
Don Eduardo no se hizo rico, como tantos funcionarios, merced a su cargo municipal. Y la rectitud de su conducta, que mantuvo a lo largo de su vida, le valió en el año 2010 el ser galardonado con el título de “Ciudadano Distinguido” por el distrito de Cañada Seca, en una ceremonia que se llevó a cabo en octubre de ese año, en el Teatro Roma de San Rafael.

El alma luminosa de un vecino ejemplar
A mí me enorgullece esto, me da alegría, me dan ganas de hacer más cosas”.

Hace pocos días, el 28 de marzo de 2015, Una Voz de Cañada Seca acompañó al viejo ex delegado en una de sus inspecciones diarias a Tres Esquinas. Durante el paseo, don Eduardo comenzó a desgranar recuerdos: “He nacido acá en Cañada Seca, y de muy chico recuerdo muchas cosas. Nací en 1924. No tengo un grado de estudio grande, apenas tengo sexto grado. En mi época se hizo el Centro de Salud; eso lo había pedido este chico, Piedecasas. Él no está ahora...”.
Su rostro se ensombreció por un instante, al recordar el día de la muerte de Juan Arezzo: “A él lo chocaron aquí mismo. Lo llevó mi yerno en la camioneta a San Rafael, con vida; pero llegó sin vida”.
No obstante, al mirar el asfalto levantado por la obra de la Rotonda, don Eduardo sonríe luminoso: “Sinceramente esto para mí es una gran alegría, porque están saliendo las cosas que había pedido en aquel tiempo. Es lindo... es muy lindo.
Finalmente la inspección terminó, a plena satisfacción del ex delegado y activo vecino. Las palabras con que se despidió de nuestros reporteros, revelan la esencia de un alma luminosa; una actitud digna y humilde, que surge de aquella auténtica sabiduría popular, que sólo se puede adquirir con los años:
Soy un vecino que nació acá en Cañada Seca y he estado al servicio de la comunidad durante mucho tiempo. Y a mí me enorgullece esto, me da alegría, me dan ganas de hacer más cosas; yo me siento muy realizado con esto. Y a pesar de los 90 años que tengo encima, pienso que todavía puedo servir, aunque ya me queda poco tiempo para resolver cosas; porque, sinceramente, hay otras muchas cosas que habría que hacer, pero que no se hacen por falta de iniciativa”.♦
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