miércoles, 9 de septiembre de 2015

058. Conato de agresión de Bomberos de Policía contra personal de Bomberos Voluntarios de Salto de las Rosas.

Saliendo del Infierno. Imagen de un BVSR, capturada en el incendio de Monte Norte, el lunes 7 de septiembre a las 16.30 hs.


E
l lunes 7 de septiembre fue, para los Bomberos Voluntarios de Salto de las Rosas (BVSR), un día difícil de olvidar.
A las constantes dificultades habituales: el “ninguneo” del CEO-911 y demás autoridades de San Rafael; la tenaz negativa de éstas de proveerles el equipamiento adecuado para desarrollar su función humanitaria; la acción criminal de personas que provocan inendios intencionales; la acción irresponsable de vecinos que pierden el control de la situación limpiando pastizales; a todo esto se sumó, ahora, un conato de agresión por personal de los Bomberos de Policía.
He aquí la relación de los hechos, según el testimonio de los protagonistas del hecho, recogidos por Una Voz de Cañada Seca.

Un antecedente

El 31 de julio pasado se produjo un gigantesco incendio rural que amenazaba quemar la planta transmisora de LV4, ubicada en la ruta 146. El CEO-911 convocó a los BVSR para brindar apoyo a Bomberos de Policía, y hasta allí se movilizó la autobomba, a pesar de que esa ubicación quedaba fuera de su área de cobertura; pero al voluntario no le interesan las jurisdicciones, su único objetivo es servir eficazmente a la comunidad.
Al llegar al lugar, la dotación compuesta por el comandante Pablo Franciulli y los bomberos Saúl Sepúlveda y Jonathan Olivares se puso a las órdenes de los bomberos de policía, representados por  Felipe Carbajal y Marcos Aguilera.
Ambos grupos acordaron un plan de tareas, mediante el cual los voluntarios atacarían  el fuego a lo largo de la ruta; mientras que los policías, combatirían el frente ígneo que se desplazaba hacia la antena transmisora.
No obstante este acuerdo, los voluntarios vieron con estupor cómo los policías subieron a su vehículo, encendieron las balizas, y se retiraron del lugar sin decir “agua va”, dejándolos completamente solos, ante un siniestro de tamaña magnitud. Desde luego los voluntarios —repuestos de la sorpresa—, se abocaron a su tarea abarcando los dos frentes, hasta lograr la completa extinción del siniestro.
Esta situación fue descripta por el voluntario Luis Ripa en una carta abierta publicada en la red social Facebook, que ese mismo día reprodujo el diario digital Hoy San Rafael, bajo el título: Conmovedora carta de un bombero voluntario de Salto de las Rosas, tras el gran incendio de esta madrugada (hacer click en el link para acceder).

Un día difícil para los Bomberos Voluntarios

Ese lunes 7 de septiembre estaban de guardia el ayudante mayor Fernando Stáffora y el bombero Luis Ripa. A las 15.30, ambos debieron salir a enfrentar un muy importante incendio declarado en la calle El Monte Norte, localidad El Tropezón, distrito de Cañada Seca. El siniestro —que según Uno San Rafael habría sido intencional— afectó nada menos que 25 hectáreas de membrillares, olivos y pastizales.
Terminada la tarea, hacia las 18 horas regresaron al cuartel, para encontrarse con un nuevo llamado del CEO-911: debían presentarse en el lugar conocido como “Curva de Zamora”, sobre la ruta 165, empalme con la avenida Alberdi, donde se habían incendiado los pastizales de la banquina. No obstante, al llegar se encontraron con que los Bomberos de Policía habían estado trabajando, y que el fuego estaba ya dominado.
Acostumbrados desde siempre a la habitual desorganización del CEO-911, los voluntarios se limitaron a constatar que la situación no ofrecía peligro, y emprendieron el regreso al cuartel.

Una situación anómala

A las 21:00, el bombero voluntario Luis Ripa había terminado su guardia, comenzada el día anterior, a las ocho de la noche. 25 horas dedicadas a la comunidad, sin cobrar un centavo por su labor solidaria, sólo pueden ser sostenidas por el apoyo de los suyos.
A las 21.15, Ripa aún permanecía en el cuartel, comentando las novedades del día con su relevo, cuando llegó un nuevo llamado del CEO-911: se solicitaba la intervención de los BVSR para extinguir un siniestro declarado en Cuadro Nacional, calle Tabanera N° 43, lejos del área de cobertura oficial del cuartel.
Ripa, sin dudarlo, pidió —y obtuvo— el permiso de sus superiores para acompañarlos en esta nueva aventura, a pesar de que le correspondía retirarse a su domicilio.
Hacia allí partió, entonces, junto a sus compañeros: el comandante Pablo Franciulli, y el bombero Saúl Sepúlveda.
El camino desde Salto de las Rosas hacia Cuadro Nacional, pasa indefectiblemente por la “Vuelta de Zamora”. Al llegar a ese punto, los voluntarios vieron —no sin asombro— que en ese lugar, estaban los dos únicos móviles activos de bomberos de policía —el 2785, y una camioneta marca Iveco, dado que el móvil 2009 está fuera de servicio— luchando contra el mismo incendio declarado a las 18:00 horas, en la banquina de la ruta.
Extrañados por esa anómala situación, los voluntarios decidieron detener su vehículo e inquirir lo que estaba sucediendo.
No era lógico que la Policía estuviera cubriendo una simple “prendida de fuego” en una banquina, con todos sus móviles disponibles, en un lugar tan alejado de sus cuarteles como ése; en lugar de atender al siniestro declarado en Cuadro Nacional, mucho más cercano a su asentamiento.
Lo verdaderamente lógico en un caso así, es que cada dotación socorriera al siniestro más cercano a su domicilio: pero así como los caminos de Alá son inescrutables. los senderos del CEO-911 son incomprensibles.

El conato de agresión: una actitud inadmisible por parte de funcionarios públicos
 
De izquierda a derecha: Marcelo Javier, Claudia Vega, Felipe Carbajal, Marcos Aguilera
Al descender de su vehículo, el bombero Sepúlveda reconoció a ese muchacho pelado (llamado Marcos Aguilera), que lo había dejado en la estacada hacía más de un mes atrás, en el incendio de LV4, y le preguntó:
—¿Por qué nos mandan a nosotros hasta Cuadro Nacional, fuera de nuestra área de cobertura, cuando bien podríamos estar atendiendo este incendio aquí, y ustedes el de allá?
La respuesta, autoritaria, insolidaria, fue terminante:
No tengo por qué darte ninguna explicación...
El comandante Franciulli, celoso del trato que reciben sus subordinados, intervino:
— ¿Me podrías dar tu nombre, por favor?
La contestación de Aguilera subió los decibeles hasta una manifiesta grosería:
Yo no tengo por qué mierda darte mi nombre a vos...
Franciulli, al ver semejante maltrato por parte de un simple agente de policía, decidió resolver el problema de una manera civilizada, comunicándose personalmente al celular del jefe de la dependencia (subcomisario Mario Jerez), mientras le indicaba a su gente: —“nos vamos de acá, suban a la camioneta”. La orden fue cumplida, y los bomberos Sepúlveda y Ripa abordaron la autobomba.
Mientras el Comandante le indicaba a su par de Policia que no pensaba soportar tal falta de respeto —habida cuenta de que los voluntarios estaban acudiendo a un pedido de apoyo suyo—, entraban en escena los ocupantes de la camioneta Iveco, Marcelo Javier y Claudia Vega, quienes apostrofaron a Saúl Sepúlveda con un poco amistoso: — ¿Por qué maltrataste vos a mi gente?
A lo que el voluntario respondió: — Yo no maltraté a nadie. Llamalo al subordinado tuyo, ése que es pelado, para corroborarlo.
Y fue en ese momento, en que se produjo una escena del más barato matonismo, por parte de un funcionario público, que no pareciera provenir de un servidor de esta República, que tanta sangre y tanto esfuerzo ha costado conseguir.
Se trata del policía bombero Felipe Carbajal; quien, golpeando con violencia la puerta de la autobomba de los voluntarios, gritaba: —¿Quién es el machito acá? ¿Quién es el tal Ripa, ése que escribe boludeces en Facebook? ¡Que se baje!
El exaltado Carbajal se refería a la carta abierta publicada por Luis Ripa el 31 de julio, que le había afectado profundamente; porque había resultado ser, uno de los que abandonaron a su suerte a los Bomberos Voluntarios, momentos después de acordar con ellos un trabajo en conjunto.
Ripa, por su parte, no se amilanó ante la actitud patoteril del sedicente servidor público; descendió de la autobomba, sereno y seguro, y afirmó: —Yo soy Luis Ripa.
El matón le espetó entonces: — ¿así que sos vos el que anda publicando boluceces en Facebook?
A lo que Ripa respondió: No son boludeces, es la verdad
Carbajal recurrió entonces al único recurso de que pueden disponer las personas irracionales, cuando les falta argumentación; y acto seguido, manoteó el pecho de Luis Ripa, con ánimo de incrementar la escalada de violencia.
Pero Ripa no es un hombre común: es un Voluntario. No teme a la violencia, pero tampoco le rinde culto. Se limitó, simplemente, a apartar la mano agresora, al tiempo que decía: — No me toques, perejil.
Y acto seguido, preguntó: — ¿Quién es el que está a cargo acá?
Marcelo Javier, acaso intimidado por la actitud firme y serena de Ripa, respondió: —Yo estoy a cargo.
A lo que el Voluntario replicó, en referencia a Carbajal y al “pelado” Aguilera: — Hacé volar a estos perejiles.
Javier —un poco a regañadientes— pidió a sus subordinados que se retiraran al camión; pero éstos persistían en su actitud negativa, y no se movieron de su lugar.
Viendo minada su autoridad, el jefe de la dotación adoptó un tono más enégico: —¡se suben al camión! Y ahora sí, tanto Carbajal como Aguilera, obedecieron la orden.
En ese momento, el comandante Franciulli —que acababa de cortar con el subcomisario Jerez— se integró a la discusión, diciendo: —¿Qué está pasando acá?
Marcelo Javier intentó una acusación contra Ripa y Sepúlveda, argumentando que su actitud no se correspondía con “la camaradería” que debiera existir entre bomberos de policía, y bomberos voluntarios.
Lo que siguió, fue una discusión absolutamente inconducente entre Javier y Franciulli, que se omite en esta crónica por no aportar ningún dato relevante; pero de la cual, los Voluntarios extrajeron una suerte de “confesión” por parte del responsable de la dotación policial:
Fui yo quien llamó al CEO-911 para que los Bomberos Voluntarios se hicieran cargo del incendio en la Vuelta de Zamora, así yo poder movilizarme hasta Cuadro Nacional...

A modo de conclusión

De lo antedicho, se desprende que todo este conflicto nunca habría existido, si el CEO-911 hubiera efectuado su labor con eficacia. Esto es: convocar a los Bomberos Voluntarios para hacerse cargo del fuego en la banquina de Vuelta de Zamora, y derivar a bomberos de Policía a Cuadro Nacional. Pero es inútil pedirle peras al olmo, como sentenció el filósofo griego Parménides de Elea 25 siglos atrás: Lo que es, es; y lo que no es, no es.
Al día siguiente, martes 8 de septiembre, los voluntarios debían enfrentar otro incendio; esta vez, en Goudge. El video puede verse siguiendo este link: BVSR en Vuelta de la Draga (Goudge)
Luego, se concluye que todo aquel vecino de San Rafael que necesite la ayuda inmediata de los bomberos, para evitar demoras innecesarias, debe llamar directamente al Cuartel, al número de guardia permanente. Un número, que debe estar agendado en cada celular:

0260-469-0009

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Una Voz de Cañada Seca

es auspiciada por los siguientes comerciantes del Distrito:

Autoservicio “La Ruta”, de Alberto Gimenez.
Bar “El Viejo”, de Pedro Pablo.
Centro de Parrilladas”, de José Quisper.
Consultorio Clínico del doctor Juan Carlos Giordano.
Despensa “Las Banderitas” - El Tropezón.
Despensa “El Gringo”, de Néstor Blasco.
Farmacia “San Cayetano”, de Heber González.
Farmacia “San Pablo”, de Sandra Ramos.
Fiesta Nacional del Caballo / Club General San Martín.
Lubricantes “M y M”, de Adriana y Gustavo Marchessi.
Mercadito “Brandon” - El Tropezón.
Panaderia “El Buen Sabor”, de Paola Peñaloza.
Polirubro “Marianela”.
Pollería “Pechugas”, de Ramiro Pereyra.
Seguros Jorge A. Villalón.
Supermercado “Dani”, de Danilo Lombard.
Supermecado “Las Rosas”, de Alberto Pérez .
Taller Mecánico “Santarossa”, de Roberto Santarossa.
Tienda “Nahir Sport”, de Rubén y Gaby Compagnone.
 “Todo Moto”, de Marcelo Montoya.
Vinería “Ramos”, de José Ramos.

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