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El concejal Alfredo "Brocha" Morán, retado a duelo por la redacción de "Una Voz de Cañada Seca". |
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currió en la mañana
del 22 de febrero en Línea Ancha, poco antes de iniciarse la ceremonia de
pintado de la estrella amarilla por Nicolás Gabriel Quesada.
Cuando arribaron los miembros del Consejo de Redacción de “Una
Voz de Cañada Seca”, ya estaban allí el concejal Alfredo “Brocha”
Morán, y el delegado municipal Alfredo Riera.
Se sucedieron los saludos de rigor, y luego el silencio. Un poco
para romper el hielo, Horacio Silva preguntó a la vecina Edith Martínez por la
salud de su hija, que había sufrido un accidente cuando circulaba en motocicleta
por la calle Schestakow de Salto de las Rosas, el pasado 28 de enero.
Afortunadamente la joven estaba bien, aunque con algunas secuelas, y
una operación pendiente de realizar por la rotura de su tabique nasal.
La charla derivó entonces hacia los conductores del Salto, que
siguen sin enterarse que hubo un cambio de mano en el sentido del tránsito de
las principales calles del pueblo (Sarmiento y Schestakow), en las cuales
siguen circulando como si aún fueran de doble vía.
El estallido se produjo cuando Silva mencionó el último accidente en
Tres Esquinas (16 de febrero), en el cual el conductor Marcelo Buenanueva no
perdió la vida por puro milagro.
Fue entonces cuando el concejal Morán, con el rostro algo alterado,
se mostró muy ofendido con los redactores de "Una Voz de Cañada Seca".
Alzando el tono de voz, dijo que eran "unos mentirosos", que le "estaban pegando injustamente", y los descalificó afirmando que
estaban "haciendo política",
acusaciones que generaron un conato de discusión.
En ese punto alguien, con muy buen tino, calmó los ánimos diciendo que
ése no era “ni el momento ni el lugar para ponerse a discutir". En efecto,
casi toda la familia de Nicolás Quesada estaba allí, en medio de su dolor, convirtiéndose
en testigo indeseado de semejante exabrupto.
Finalmente la ceremonia se desarrolló en paz, y cada contendiente se
retiró a su rincón. No obstante, la acusación de “mentiroso” no es cosa que
pueda dejar pasar así como así a un medio de prensa serio, cuya fuerza radica
exclusivamente en la ética profesional; esto es, en la veracidad de sus
afirmaciones.
Luego, en defensa de su honor, el Consejo de Redacción de “Una
Voz de Cañada Seca” en pleno ha decidido retar a "duelo" al concejal
Morán.
Como marcan las reglas del Código de Honor para estos casos, el
lance se efectuará a dos pasos de distancia, en un estudio de radio o
televisión, a la cuenta de tres, y el "arma" consistirá en un micrófono cargado
de palabras. Por razones humanitarias, el "duelo" será a primera sangre; esto es,
que el contendiente que resulte herido por la primera andanada de palabras,
tendrá derecho a retirarse de la arena; y el bando victorioso no podrá cebarse
en el caído, rematándolo en el suelo.
Los redactores de “Una Voz de Cañada Seca” se hallan
abocados a la búsqueda de un padrino, que suministre el lugar y las "armas" para
el duelo, y que notifiquen al ofensor tan extrema decisión.
¿Querrán tal vez ofrecer su buenos oficios los periodistas Silvio
Barroso, Martín Rostand, Patricia Coria, Sebastián Roco, Héctor Ortiz,
Katherina Schaigorodsky, Osvaldo Barroso, Roberto Mustafá Berdugo, o acaso
Martín Gastañaga? Cualesquiera de los nombrados que consientan en ello no tienen más que
notificarlo, y quedarán automáticamente reconocidos como padrinos.
¿Tendrá valor el concejal Morán para aceptar un "duelo" de estas
características? Los redactores de “Una Voz de Cañada Seca” confían en
que sí; dado que le va en ello, la defensa de su propio honor.
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