lunes, 8 de junio de 2015

053. Bomberos Voluntarios de Salto de las Rosas: La paciencia de los santos.


—¿Podemos conectarnos a la luz de ustedes? —preguntó cándidamente el empleado municipal.
El segundo jefe Bomberos Voluntarios, Fernando Staffora, contuvo la respuesta, rápida y precisa, que amenazaba explotar en sus labios. —“Mejor lo consulto al jefe” —pensó —“antes de irme de boca”.

Acto seguido llamó a Pablo Franciulli, jefe de la dotación de Salto de las Rosas. La respuesta fue inequívoca: —“De ninguna manera. ¿o la Municipalidad ignora que a nosotros nos cobran, y bien cara, la luz, a pesar de ser una asociación sin fines de lucro, y que prestamos un servicio a la comunidad? Deciles que no”.
Así comenzó la mañana del domingo 7 de junio en el Cuartel de bomberos. El viernes anterior, la Municipalidad les había solicitado el uso del predio para un evento, destinado a recolectar juguetes para el Día del Niño, que debía hacerse en la plaza Manuel Belgrano; pero que tuvo que ser trasladado, por una denuncia de ruidos molestos. Los bomberos asintieron y, finalmente, el evento se llevó a cabo con todo éxito.
Una de las cosas que más sorprendió a los vecinos aquel día, fue el hecho extraordinario de que la Municipalidad limpiara los pastizales del predio, y pasara el camión regador: —“Nunca hacen esto; debe ser porque el evento lo hacen ellos”— señaló un viejo poblador de la zona, mate en mano.
La paciencia de nuestros Bomberos, podría decirse, roza la santidad. Porque el nivel de maltrato a que los someten las autoridades, con reiteración y alevosía, pondría a prueba al mismo Mahatma Gandhi.
Desde este periódico se ha señalado, repetidas veces, el “ninguneo” del CEO-911, que continúa ignorando la existencia del cuartel, excepto cuando se le “queman las papas”, y no tienen más remedio que llamarlos.
Asimismo, se denunció la histórica falta de recursos para cumplir con su misión, y el hecho de que las empresas de servicios les cobren las facturas, como si fueran particulares o comerciantes. Hechos vergonzosos, que no deberían tener lugar en una comunidad civilizada; pero que en San Rafael, constituyen el duro y viejo pan de cada día.
Y todo eso, a cambio de nada. Porque los Voluntarios no perciben un centavo por llevar a la práctica su vocación, arriesgando la vida y la salud. De ello puede dar testimonio el bombero Jonathan Olivares, quien aún se repone de las quemaduras sufridas en los pies, cuando apagaba el incendio del pasado 2 de junio en Goudge. El premio para Olivares por su labor, ha sido que no lo despidan de su empleo en el Hotel Tower, donde trabaja para ganarse la vida.
Cualquier ciudadano, en esas circunstancias, abandonaría el cuartel para dedicarse a vivir sin esos peligros y amarguras cotidianas. Pero nuestros bomberos están hechos de una madera especial; una madera incombustible, para las llamas de la vergüenza oficial.
Cuando rescataron el vehículo siniestrado en Valle Grande, lo hicieron por iniciativa propia; nadie los llamó. Y no faltaron encumbrados funcionarios oficiales, que les echaron en cara aquel rescate, acusándoles de “querer salir en cámara”.
A raíz de ese hecho, que tuvo una gran resonancia mediática, el Concejo Deliberante les otorgó una distinción, el pasado 22 de mayo. Pero con papeles no se apagan incendios; lo que los Bomberos reclaman —desde hace más de dos meses, sin recibir ninguna respuesta oficial— es un camión hidrante, para cumplir con mayor eficacia su misión.

Historia de otro “ninguneo”

El rescate en Valle Grande fue efectuado el 26 de marzo. Tres días después, el diario Uno San Rafael publicó un artículo, con la firma de Marcelo Schmitt, en el cual se planteaba la necesidad imperiosa de contar con un camión especial, marca Mercedes Benz, modelo Unimog 1300L, cuyo costo asciende a unos 360.000 pesos. Una cifra que, para un presupuesto estatal, es sumamente baja.
El 7 de abril, la concejal Sanz presentó el proyecto para distinguir a nuestros Bomberos Voluntarios, por su labor rescatista. Por distintos motivos que podrá imaginar el lector, el Honorable Concejo le dio largas al asunto, postergando el evento sin fecha definida.
El día 16 de abril, el segundo jefe del Cuartel, Fernando Staffora, se llevó una sorpresa mayúscula cuando intentó entregar en Mesa de Entradas del HCD, una nota pidiendo la compra del camión hidrante; se le respondió, sin el menor asomo de vergüenza, que no le iban a recibir la nota, debido a que “la tenían que autorizar desde la secretaría de la Intendencia Municipal”.
San Rafael puede mostrar el espantoso rostro de la barbarie, cuando así lo desea: ¿desde cuándo la Municipalidad tiene atribuciones para rechazar una nota presentada por un ciudadano, o por una institución benéfica?
Finalmente se fijó fecha para la entrega de la distinción municipal, el día 22 de mayo; y  nuestros Bomberos aprovecharon la ocasión para volver a presentar la nota, que esta vez no les pudieron rechazar, dado que eran “los héroes del día”.
No obstante, esta increíble zaga de “ninguneos” oficiales, aún continúa, como en los viejos folletines por entregas: los Bomberos Voluntarios de Salto de las Rosas son unos héroes, y se les ha distinguido con un hermoso papelito rectangular. Los pasos formales han sido dados; entonces, a otra cosa.
Pero lo que quieren los Bomberos no es un reconocimiento formal, sino que se les provea de herramientas de trabajo adecuadas para ejercer su misión solidaria. En dos semanas comienza el invierno, la época en que los campos se incendian con una facilidad asombrosa. ¿Cuándo les van a dar una respuesta a su pedido? ¿Será una respúesta favorable?

La respuesta a estos interrogantes, será develada en la próxima entrega de este folletín. Pero sepan las autoridades que la comunidad de Cañada Seca, orgullosa de sus Bomberos, y el pueblo de San Rafael, exigen una respuesta positiva.♦

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Una Voz de Cañada Seca

es auspiciada por los siguientes comerciantes del Distrito:

Autoservicio “La Ruta”, de Alberto Gimenez.
Bar “El Viejo”, de Pedro Pablo.
Centro de Parrilladas”, de José Quisper.
Consultorio Clínico del doctor Juan Carlos Giordano.
Despensa “Las Banderitas” - El Tropezón.
Despensa “El Gringo”, de Néstor Blasco.
Farmacia “San Cayetano”, de Heber González.
Farmacia “San Pablo”, de Sandra Ramos.
Fiesta Nacional del Caballo / Club General San Martín.
Lubricantes “M y M”, de Adriana y Gustavo Marchessi.
Mercadito “Brandon” - El Tropezón.
Panaderia “El Buen Sabor”, de Paola Peñaloza.
Polirubro “Marianela”.
Pollería “Pechugas”, de Ramiro Pereyra.
Seguros Jorge A. Villalón.
Supermercado “Dani”, de Danilo Lombard.
Supermecado “Las Rosas”, de Alberto Pérez .
Taller Mecánico “Santarossa”, de Roberto Santarossa.
Tienda “Nahir Sport”, de Rubén y Gaby Compagnone.
 “Todo Moto”, de Marcelo Montoya.
Vinería “Ramos”, de José Ramos.

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