—¿Podemos conectarnos a la luz de ustedes? —preguntó cándidamente el
empleado municipal.
El segundo jefe Bomberos Voluntarios, Fernando Staffora, contuvo la
respuesta, rápida y precisa, que amenazaba explotar en sus labios. —“Mejor lo
consulto al jefe” —pensó —“antes de irme de boca”.
Acto seguido llamó a Pablo Franciulli, jefe de la dotación de Salto
de las Rosas. La respuesta fue inequívoca: —“De ninguna manera. ¿o la
Municipalidad ignora que a nosotros nos cobran, y bien cara, la luz, a pesar de
ser una asociación sin fines de lucro, y que prestamos un servicio a la
comunidad? Deciles que no”.
Así comenzó la mañana del domingo 7 de junio en el Cuartel de
bomberos. El viernes anterior, la Municipalidad les había solicitado el uso del
predio para un evento, destinado a recolectar juguetes para el Día del Niño,
que debía hacerse en la plaza Manuel Belgrano; pero que tuvo que ser trasladado,
por una denuncia de ruidos molestos. Los bomberos asintieron y, finalmente, el
evento se llevó a cabo con todo éxito.
Una de las cosas que más sorprendió a los vecinos aquel día, fue el
hecho extraordinario de que la Municipalidad limpiara los pastizales del predio,
y pasara el camión regador: —“Nunca hacen esto; debe ser porque el evento lo
hacen ellos”— señaló un viejo poblador de la zona, mate en mano.
La paciencia de nuestros Bomberos, podría decirse, roza la santidad.
Porque el nivel de maltrato a que los someten las autoridades, con reiteración
y alevosía, pondría a prueba al mismo Mahatma Gandhi.
Desde este periódico se ha señalado, repetidas veces, el “ninguneo”
del CEO-911, que continúa ignorando la existencia del cuartel, excepto cuando
se le “queman las papas”, y no tienen más remedio que llamarlos.
Asimismo, se denunció la histórica falta de recursos para cumplir
con su misión, y el hecho de que las empresas de servicios les cobren las
facturas, como si fueran particulares o comerciantes. Hechos vergonzosos, que
no deberían tener lugar en una comunidad civilizada; pero que en San Rafael,
constituyen el duro y viejo pan de cada día.
Y todo eso, a cambio de nada. Porque los Voluntarios no perciben un
centavo por llevar a la práctica su vocación, arriesgando la vida y la salud.
De ello puede dar testimonio el bombero Jonathan Olivares, quien aún se repone
de las quemaduras sufridas en los pies, cuando apagaba el incendio del pasado 2
de junio en Goudge. El premio para Olivares por su labor, ha sido que no lo
despidan de su empleo en el Hotel Tower, donde trabaja para ganarse la vida.
Cualquier ciudadano, en esas circunstancias, abandonaría el cuartel
para dedicarse a vivir sin esos peligros y amarguras cotidianas. Pero nuestros
bomberos están hechos de una madera especial; una madera incombustible, para
las llamas de la vergüenza oficial.
Cuando rescataron el vehículo siniestrado en Valle Grande, lo
hicieron por iniciativa propia; nadie los llamó. Y no faltaron encumbrados
funcionarios oficiales, que les echaron en cara aquel rescate, acusándoles de
“querer salir en cámara”.
A raíz de ese hecho, que tuvo una gran resonancia mediática, el
Concejo Deliberante les otorgó una distinción, el pasado 22 de mayo. Pero con
papeles no se apagan incendios; lo que los Bomberos reclaman —desde hace más de
dos meses, sin recibir ninguna respuesta oficial— es un camión hidrante, para
cumplir con mayor eficacia su misión.
Historia de otro
“ninguneo”
El rescate en Valle Grande fue efectuado el 26 de marzo. Tres días
después, el diario Uno San Rafael publicó un artículo, con la firma de Marcelo
Schmitt, en el cual se planteaba la necesidad imperiosa de contar con un camión
especial, marca Mercedes Benz, modelo Unimog 1300L, cuyo costo asciende a unos
360.000 pesos. Una cifra que, para un presupuesto estatal, es sumamente baja.
El 7 de abril, la concejal Sanz presentó el proyecto para distinguir
a nuestros Bomberos Voluntarios, por su labor rescatista. Por distintos motivos
que podrá imaginar el lector, el Honorable Concejo le dio largas al asunto,
postergando el evento sin fecha definida.
El día 16 de abril, el segundo jefe del Cuartel, Fernando Staffora,
se llevó una sorpresa mayúscula cuando intentó entregar en Mesa de Entradas del
HCD, una nota pidiendo la compra del camión hidrante; se le respondió, sin el
menor asomo de vergüenza, que no le iban a recibir la nota, debido a que “la
tenían que autorizar desde la secretaría de la Intendencia Municipal”.
San Rafael puede mostrar el espantoso rostro de la barbarie, cuando
así lo desea: ¿desde cuándo la Municipalidad tiene atribuciones para rechazar
una nota presentada por un ciudadano, o por una institución benéfica?
Finalmente se fijó fecha para la entrega de la distinción municipal,
el día 22 de mayo; y nuestros Bomberos aprovecharon
la ocasión para volver a presentar la nota, que esta vez no les pudieron
rechazar, dado que eran “los héroes del día”.
No obstante, esta increíble zaga de “ninguneos” oficiales, aún
continúa, como en los viejos folletines por entregas: los Bomberos Voluntarios
de Salto de las Rosas son unos héroes, y se les ha distinguido con un hermoso
papelito rectangular. Los pasos formales han sido dados; entonces, a otra cosa.
Pero lo que quieren los Bomberos no es un reconocimiento formal,
sino que se les provea de herramientas de trabajo adecuadas para ejercer su
misión solidaria. En dos semanas comienza el invierno, la época en que los
campos se incendian con una facilidad asombrosa. ¿Cuándo les van a dar una
respuesta a su pedido? ¿Será una respúesta favorable?
La respuesta a estos interrogantes, será develada en la próxima
entrega de este folletín. Pero sepan las autoridades que la comunidad de Cañada
Seca, orgullosa de sus Bomberos, y el pueblo de San Rafael, exigen una
respuesta positiva.♦
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Una Voz de
Cañada Seca
es auspiciada por los siguientes comerciantes del
Distrito:
Autoservicio
“La Ruta”, de Alberto Gimenez.
Bar “El Viejo”, de Pedro Pablo.
Bar “El Viejo”, de Pedro Pablo.
“Centro de Parrilladas”, de José Quisper.
Consultorio Clínico del doctor Juan Carlos Giordano.
Consultorio Clínico del doctor Juan Carlos Giordano.
Despensa
“Las Banderitas” - El Tropezón.
Despensa “El Gringo”, de Néstor Blasco.
Despensa “El Gringo”, de Néstor Blasco.
Farmacia
“San Cayetano”, de Heber González.
Farmacia
“San Pablo”, de Sandra Ramos.
Fiesta
Nacional del Caballo / Club General San Martín.
Lubricantes
“M y M”, de Adriana y Gustavo
Marchessi.
Mercadito
“Brandon” - El Tropezón.
Panaderia
“El Buen Sabor”, de Paola Peñaloza.
Polirubro “Marianela”.
Pollería “Pechugas”, de Ramiro Pereyra.
Polirubro “Marianela”.
Pollería “Pechugas”, de Ramiro Pereyra.
Seguros
Jorge A. Villalón.
Supermercado “Dani”, de Danilo Lombard.
Supermecado “Las Rosas”, de Alberto Pérez .
Taller Mecánico “Santarossa”, de Roberto Santarossa.
Tienda “Nahir Sport”, de Rubén y Gaby Compagnone.
Supermercado “Dani”, de Danilo Lombard.
Supermecado “Las Rosas”, de Alberto Pérez .
Taller Mecánico “Santarossa”, de Roberto Santarossa.
Tienda “Nahir Sport”, de Rubén y Gaby Compagnone.
“Todo
Moto”, de Marcelo Montoya.
Vinería
“Ramos”, de José Ramos.
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